La reputación es uno de los activos más valiosos para cualquier persona o compañía. Mantener una buena reputación y lidiar con episodios de descrédito, sea cual sea su origen, es crucial. En este artículo explicamos algunas acciones que podemos llevar a cabo para restaurar la confianza y reconstruir una imagen pública sólida.
Identificación y evaluación del daño
Como paso previo a poner en marcha cualquier estrategia de recuperación, es fundamental cuantificar la magnitud del daño reputacional que se ha ocasionado. En concreto deberíamos:
- Analizar cómo se ha producido el daño: qué ha sucedido, por qué, quiénes han estado implicados etc.
- Monitorizar el impacto en la opinión pública: es decir, utilizar herramientas para medir publicaciones en medios, redes sociales y opinión pública en general.
- Análisis interno: evaluar la percepción de los empleados ante la situación.
Una vez que ya hemos cuantificado el daño producido es momento de poner en marcha una serie de acciones:
Comunicación transparente
La transparencia es fundamental para recuperar la confianza. Para ello sería clave:
- Admitir el error o asumir la responsabilidad en caso de que sea oportuno. También pedir disculpas.
- Comunicar de manera rápida y no guardar silencio demasiado tiempo.
- No es suficiente con asumir la responsabilidad, sino que también sería aconsejable explicar las acciones que se van a poner en marcha en el futuro.
Acciones en medios de comunicación y redes sociales
Se debe coordinar la actividad en medios y en redes sociales; ya que ambos son canales muy poderosos para gestionar la reputación.
Algunas recomendaciones en relación a estos canales serían:
- Proactividad: no contestar únicamente a otras declaraciones sino ser proactivos en la comunicación del problema.
- Interacción con los usuarios: en caso de que surjan preguntas o comentarios en redes se recomienda siempre contestar.
- Reforzar la imagen positiva a través de casos de éxito o clientes satisfechos.
Recurrir a colaboraciones externas
- Cuando hablamos de externos nos referimos a personas ajenas a nuestro entorno o a nuestra marca tales como proveedores, clientes, socios etc. Que otras personas hablen positivamente sobre ti genera más confianza.
- También puede tratarse de influencers con los que se pueden generar acuerdos de colaboración. En estos casos debemos elegir personas influyentes con sumo cuidado, que reflejen los valores corporativos de la empresa.
Aplicar cambios
A veces es necesario revisar los procedimientos internos que han generado la crisis reputacional y en caso de detectar algún fallo se deberán poner en marcha acciones correctivas.
Por otro lado, también es muy aconsejable trabajar y reforzar la cultura corporativa y hacer responsables y partícipes a los empleados de la imagen de la compañía.
Medición continua posterior
Por último, no debemos olvidarnos de medir el impacto de cualquier acción que vayamos poniendo en marcha. Esto nos permitirá conocer en todo momento el impacto de las actuaciones llevadas a cabo.
La recuperación de la reputación es un proceso complejo que requiere tiempo, esfuerzo y una planificación cuidadosa.
En Ballesteros Comunicación de Litigios valoramos en términos cuantitativos el daño reputacional provocado por un proceso judicial o cualquier otra circunstancia en el prestigio de una persona o de una entidad. Cada caso es diferente y por eso hacemos una evaluación ad hoc.
Un prestigio hundido es difícil de levantar, pero no imposible. Si aplicamos políticas transparentes, somos proactivos y consistentes, podemos superar las crisis reputacionales y salir fortalecidos de ellas.
Contamos con herramientas para hacer justicia también en la opinión pública una vez que el daño está hecho. Contáctanos para más información.